CENTENARIO DEL PADRE MOLINA – Virtudes que cambian vidas.

Mi nombre es Mariabetania Pérez. Hace más de dos años conocí a PRODEIN en Venezuela. Quedé maravillada por la mirada de las misioneras, la fuerza en sus palabras y el hecho de que nunca perdían oportunidad para llevar la Palabra, y el Amor de Dios a donde quiera que iban.
Empecé llevando sólo algunas donaciones, sin mucho compromiso y, como siempre, Dios empezó a pedir un poco más de mí. Desde un aventón a hacer las compras hasta asistir a los eventos y actividades de la institución, como donaciones en los colegios y bazares para ayudar a la recaudación de fondos de la fundación.
En cada actividad me llevaba un aprendizaje, una muestra de lo que era PRODEIN y su esencia. Cada vez que iba, las hermanas me daban algo para leer y reflexionar. Así fue como conocí al P. Molina, el hombre que “creyó en el Evangelio”, como se titula su libro biográfico, publicado por la editorial testimonio en el año 2003. Un hombre de mucha fe, que tenía su confianza en la oración, y así sacó su Obra adelante.
Yo en ese momento estaba viendo los resultados, la cosecha de un sueño que este Padre había pensado, estaba siendo parte de algo grande, seguía complementando la trascendencia de una persona que creó una gran Obra, que pudo llevar a cabo y mantener porque el Señor lo acompañaba, además de estar dotado de grandes cualidades y virtudes.
El Padre sabía, y así lo predicaría siempre, que no hay caridad posible sin un recto orden que mantenga el ser en lo que es. Según lo que había leído en su libro, más lo que lo había escuchado de las hermanas, tenía una exigencia absoluta en el cumplimiento del deber para él y para todo aquél que lo rodeaba. En presencia del Padre Molina ningún niño o profesor se atrevía a hacer algo menos bueno. De su vida y las personas que trabajaron con él se escuchan y leen frases como:
“Era muy perseverante, una perseverancia por encima de todo”
“La constancia era una asignatura que llevaba hasta las últimas consecuencias. Y el tiempo, un valor incalculable el mayor pecado para él era la pérdida de tiempo”
“Nos exigía una obediencia, sino ciega, tuerta. Había que taparse los ojos, si nos pedía una dedicación en cuerpo, alma y utensilios”
“Tenía muy buen humor. Pero en la vida y funcionamiento diarios era una persona de método, de un sistema de trabajo muy austero y sacrificado”
Este año PRODEIN celebra 100 años del natalicio de su fundador, el Padre Rodrigo Molina. Es gratificante ver cómo una vida puede ser ejemplo para muchos, pueda seguir ayudando al desarrollo de tantas vidas y ser todavía hoy un puente entre Dios y las personas, de una acción de caridad a la vez.
Hoy puedo decir que mi vida cambió desde que conocí a PRODEIN. Soy testigo de que la conversión puede darse a través de las obras de caridad y que puedes llevar el amor de Dios a donde quiera que vayas.
El Padre Molina y su ejemplo de vida me hizo creer en el Evangelio y su promesa, así como lo ha hecho con muchas otras personas. Si tienes alguna anécdota del Padre Molina nos gustaría conocerla, escuchar hasta dónde ha llegado la Obra del Padre y seguir inspirando más vidas en este su mes del Centenario.
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